Esta primera experiencia, que marcará el resto de nuestra vida, la tendremos como referencia para futuras relaciones, nunca se nos podrá olvidar.
Nada importa al final, de si esta fue buena o no, la desidia pasará con el tiempo, el recuerdo de ese primer amor, será innegable.
No tiene por qué ser un amor predilecto, ni perfecto, lo que sea habrá sido. Sin embargo, tendremos que coincidir que la experiencia, la aciaga experiencia, nos hará cambiar, para en un futuro, encontrar la relación ideal para nosotros mismos.
El primer beso, las primeras caricias, la primera vez que con voz entrecortada decimos “te quiero”, serán difíciles de repetir siempre. Las primeras veces suelen ser las más dificultosas, y en algunos casos, dolorosas.
Todo esto nos transforma, nos vuelve mas sociables, atentos y en cierto modo mejores personas. ¿Por qué acabar con algo tan precioso?
Es sencillo, el amor temprano es inexperto, y como él, las razones por las que nos enamoramos. Si la base de este cariño no está clara, todo se vuelve ilusión.
Al menos, la excitación del comienzo, siempre fue mayor que la amarga despedida.
La muerte de nuestra inocencia, el nacimiento de nuestra madurez, ese es el auténtico regalo que nos dará de nuevo siempre; nuestra benefactora ineludible, la vida.
Gabriel
