Empieza un nuevo año, 2013, afrontémoslo con fuerza y sobre
todo con esfuerzo y trabajo.
Frente a los que creen tener un folio en blanco cada año, y
a los que creen que ya está todo escrito y fijado en nuestra psicología (o en
el horóscopo, que viene a ser lo mismo), hemos de contraponer una visión más
serena y equilibrada del ser humano, una visión que deje su lugar a la historia
sin negarle su puesto a la fantasía y creatividad.
El pasado, sí, nos condiciona, pero no nos esclaviza. Como
decía un psicólogo, agudo crítico de Freud, los determinismos y
condicionamientos no sólo no eliminan la libertad, sino que son como la
gravedad que nos permite caminar (libremente) por la vida. Una visión realista
debe hacernos comprender que hay que asumir con responsabilidad lo que somos y
tenemos, las carencias y las cualidades, los fracasos y los éxitos anteriores,
los cariños y los rencores, para, desde ahí, sin cerrar los ojos, preguntarnos
con sencillez: ¿a dónde quiero llegar en este año que empieza? ¿Qué deberes he
heredado del pasado? ¿Qué expectativas me rodean y orientan mis respuestas para
el futuro?
Un año nuevo se inicia en pañales. Lo cogemos con el temor de
quien coge a un recién nacido. Pero lo cogemos desde las canas, las arrugas y
las cicatrices que nos han dejado los muchos o pocos años que hemos
transcurrido en este planeta. Quizá cuando empiece otro año nuevo, y volvamos
los ojos a lo que fue el anterior, podamos respirar, con orgullo, al ver que
algo ha mejorado, que el amor ha crecido, que la justicia ha sido más completa,
que los rencores han empezado a ceder el paso a la generosidad del perdón.
Esperemos que este año nuevo nos haga más fuertes, nos sitúe
en la realidad que estamos viviendo y nos de fuerzas para afrontar todo lo que
nos espera vivir.
Para mis alumnos de Segundo de Bachiller les pido que ya se
pongan las pilas, pues hemos entrado en la recta final, ya queda menos para decidir
vuestro futuro, todavía estáis a tiempo de enmendar los errores anteriores,
queda poco para el resto de vuestra vida. Ánimo.
La Profesora